Había una vez una granja en la que vivía un perro muy viejo, al que su amo ya no quería. porque se pasaba el día durmiendo y según el no le servía para nada.
El granjero quería deshacerse de el, para tener un perro nuevo. Así que cierta mañana muy temprano el granjero hizo que el perro se montara en su coche y se lo llevo lejos de su granja lo soltó en un camino por el que apenas pasaba nadie y se fue.
El pobre perro se quedo allí mismo tumbado, creyendo que su amo volvería, pero llego la noche y no vino nadie, así que se levanto y echo a andar, cuando llevaba un buen rato andando, escucho a lo lejos un gato maullando-miau-miau- parecía estar desesperado buscando a alguien.
Así que el perro encamino sus pasos hacia el gato, cuando lo encontró tenia una pata metida en una trampa que habría puesto algún cazador malo y no podía sacar la pata.
Le dolía mucho y el perro se ofreció ayudar al gato a cambio de que le dijera donde podía encontrar comida. el gato entre quejido y quejido le dijo que si le sacaba la pata de allí, lo llevaría donde siempre había comida.
Así que el perro cogió un palo y haciendo mucha fuerza una y otra vez consiguió que el pobre gato sacara la pata de allí.
El gato se lamió la herida un poco y el perro impaciente le pregunto ¿dónde esta la comida que me has prometido? y el gato aunque cojeaba un poco le dijo: ven conmigo, y lo llevo a una pequeñita granja en la que vivían un matrimonio anciano que quería mucho a los animales.
Entonces el gato fue al establo donde había una cabra vieja, pero a la vez muy sabia, cuando el gato le contó a la cabra lo que el perro había hecho por el, le quedo eternamente agradecida.
Y dijo al perro -gato y yo llevamos muchos años viviendo aquí en esta granja y se que en cuanto te vea los amos dejaran que te quedes para siempre, nosotros te apoyaremos estando al lado tuyo para que los amos, vean que eres un buen perro aunque seas viejo pero se ve que tienes gran corazón.
EL PERRO EL GATO Y LA CABRA SE QUEDARON JUNTOS PARA SIEMPRE.