martes, 11 de junio de 2019

Sara visita a su abuelo Andres

Sara era una niña de diez años, que vivía en la ciudad.
Sus padres trabajaban todo el día, así que este año, iba a pasar el verano a casa de su abuelo Andres, que vivía en un pueblo llamado Sanlucar, al lado del mar.
 Sara se bañaría en la playa muchas veces, y seria para ella un verano muy divertido.
Y llego al fin a casa de su abuelo, era un sábado por la mañana, sus padres la habían llevado en coche.
Sara hacia un par de años que no venia a ver a su abuelo, así que se sentía un poco nerviosa, al estar allí de nuevo.
Cuando llego  lo primero que hizo, fue darle a su abuelo un gran abrazo, ya que su abuela faltaba desde hacia ya tiempo y su abuelo vivía solo.
Claro que a Sara lo que gusto mucho, es que su abuelo tenia un perro llamado Niko y era muy cariñoso.
Su abuelo le pregunto, que si tenia planeado que iban hacer durante las vacaciones de verano, a lo que Sara le respondió muy seria - no se abuelo ya se vera.
Ese fin de semana con sus padres y abuelo fue muy bonito para Sara, se sentía tan feliz, que su sonrisa lo iluminaba todo.
Cuando sus padres tuvieron que irse, le prometieron a Sara que volverían en un par de semanas y que cuidase al abuelo.
Sara muy decidida respondió a su madre: no te preocupes mama que yo le cuidare.
Su abuelo la miro sonriendo y le pregunto ¿ muy bien señorita Sara y ahora que hacemos?
Sara respondió en seguida -quiero ir a la playa abuelo, a coger cangrejos, pero luego de cogerlos lo soltamos  abuelo, que no quiero que sufran pobrecitos.
Sara con su gran corazón, hizo que su abuelo se sintiese muy orgulloso de ella, ERA TAN BUENA.
Pasaban los días y Sara y su abuelo iban todos los días a la playa a bañarse y luego al atardecer paseaban por el pueblo y se comían un helado.
 Aunque a veces su abuelo no quería comerse el helado, porque decía que los dientes se le ponían muy largos con el frió del helado, lo que a Sara la hacia reír mucho, ya que no se lo creía y decía que su abuelo se burlaba de ella.
Tara era tan feliz que el verano se le hizo corto, ya que cuando sus padres vinieron a recogerla, Sara no quería irse.
Solo quería quedarse con su abuelo, ya que decía que sin ella el estaría muy solo y que la necesitaba.
Sus padres dijeron a Sara que la entendían, pero que tenia que ir al colegio que ya volvería las próximas vacaciones y que siempre podía hablar por teléfono con su abuelo Andres.
Su abuelo puso las manos sobre los hombros de Sara, y muy serio le dijo: ahora tienes que ir al colegio, ya que eres mi única nieta y quiero que aprendas mucho, para que cuando vuelvas por vacaciones me cuentes todo lo que has aprendido.
Y Sara con lagrimas en los ojos le dijo a su abuelo: que de acuerdo, que eso haría y que estudiaría mucho, para que cuando volviese el estuviese contento con ella.
Y con un gran abrazo se despido de su abuelo, y le dijo que dentro de muy poco ella estaría de vuelta.

                Los abuelos están ahí para nosotros-as, para darnos su cariño
                 y recordarnos lo mucho que nos quieren.